martes, 13 de octubre de 2015

EL BIPARTIDISMO HA MUERTO... AUNQUE SEA UN POQUITO (Página nº 3299)

Se cansaron de repetirnos que el bipartidismo era lo mejor, que ofrecía seguridad y estabilidad, que favorecía la alternancia tranquila, que garantizaba mayorías suficientes. Legislaron todo lo posible para favorecer esos grandes bloques disuadiendo alternativas y pretendieron hacer creer al personal que fuera de ellos había frío, hambre, incertidumbres. Incluso, porque les convenía, se agarraban a los modelos occidentales donde más se marcaba esa doble y casi única alternativa.

No sé si todo eso que nos dijeron se cumplió, puede que sí, pero al tiempo es indudable que ese bipartidismo en España dio lugar, por una mala praxis y por una peor selección política de los puestos relevantes, a toda la corrupción que en ese terreno tenemos, el verdadero cáncer de una democracia devenida en partitocracia y que con parecidos intereses ha permitido una verdadera ocupación política de las instituciones, la anulación de la independencia judicial en los órganos de mayor relevancia, el mangoneo sobre los órganos de control económicos, el chalaneo con los empresarios de los medios de comunicación, el plegamiento a los intereses empresariales compensado por el mecanismo de las puertas giratorias, etc, etc...

No es que sea el bipartidismo español el responsable único, pero sí el mayor, de la corrupción patria, primero porque no ha hecho casi nada por evitarla, menos aún por corregirla, y ha aprovechado la fuerza que les conferían más de tres cuartas partes de los votos para allanar las instituciones e ir colocando a tragaldabas de todo pelo y poco escrúpulo en número tal de enchufados y meritorios de carnet como no hay par en toda Europa.

Tanto les cuesta abandonar la costumbre que ya vemos a Rafael Hernando reclamando que el debate debe seguir siendo entre los líderes de Mal y Peor, sin entender que los resultados de Europeas, Autonómicas y Municipales dibujan ya una clara tendencia hacia la desaparición de ese bipartidismo que ha terminado por ser rechazado por muchos ciudadanos, hasta el hartazgo de las miserias de los dos grandes, incluso sin saber a ciencia cierta si los nuevos partidos emergentes serán la respuesta, más de lo mismo o puede que hasta algo peor según la opinión de cada cual pero que muestran una tendencia de voto que les hace poder ser decisivos.

Desde luego yo prefiero tres que dos, cuatro que tres, cinco que cuatro, nada de mayorías absolutas que ya hemos visto cómo se utilizan por estas tierras españolas. Diálogo, consenso, acuerdos, y si puede, y debe ser así, la voluntad expresa de ir devolviendo independencia a los tribunales, a los órganos de control, marcando distancias con los lobbys que ahora nos gobiernan, devolviendo la democracia a los administrados y dejando de usurpar las administraciones con sus legiones de enchufados, tragaldabas, lameculos y arribistas de carnet.

No sé si eso lo verán mis ojos, que lo dudo, pero será más factible con tres, cuatro, cinco fuerzas con una representación importante que con ese bipartidismo bandolero que hemos llevado por décadas y por eso me alegro de que el bipartidismo haya muerto...aunque sea un poquito.


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