lunes, 24 de marzo de 2014

SUÁREZ (Página nº 2449)



¡Qué triste es tener que esperar a que alguien se muera para que todos hablen bien de ti! 

Porque Suárez llegó a ser el personaje más odiado y vilipendiado del país, el foco de todas las críticas y desconsideraciones, el auténtico tentetieso de una situación que lo eligió como culpable, y en la que intervinieron muchos de los que ahora asoman a rentabilizar su muerte, en esta feria de la hipocresía que da vergüenza ajena.

¿Qué nos ha hecho abrir los ojos, recuperar la memoria y casi mitificar a Adolfo Suárez en el imaginario social?, ¿cómo siendo tan bueno todo el mundo le dio la espalda?, ¿que pasó para que el malditismo que le cayó encima haya demudado en olor a santidad?

Que conste que creo merecido el reconocimiento de Suárez, que la perspectiva del tiempo no ha hecho sino hacer justicia y revalorizar su gestión, pero ni merecía aquella persecución ni este secuestro crítico ahora con su muerte. Y es que somos una sociedad demasiado pasional y no muy reflexiva.

Lo que tengo claro es que de todos los presidentes que ha tenido España desde que salió del franquismo él, el más señalado por un pasado vinculado a la dictadura, ha sido de lejos el que más ha hecho por la democracia en este país en tanto que después de su presidencia, y desde entonces, todos los demás se han entregado a acotarla, constreñirla, usurparla, para desembocarla en este fraude partitocrático, intervencionista, ocupante de todos los espacios de libertad y domadora de los órganos de control para hacerlos a sus intereses.

Quizá sea eso lo que ha transformado a Suárez en un referente moral y democrático, en contraste con lo vivido ahora. Quizá sea que abanderó la ilusión por un cambio sin entregarse a intereses personales en tanto los demás han ido fomentando la desilusión por encastillarse en sus ambiciones partidarias y excluyentes, no solo no avanzando en valores democráticos sino pasando sobre ellos.

Yo no soy suarista pero lo acabaré siendo toda vez que nada indica que a otros les debemos más valores democráticos que a él, que en nadie encontraremos gente capaz de pelear por una mejor democracia lejos de la pura fachada formal. Y terminaré siendo suarista, seguramente, si sigo escuchando los halagos de sus grandes odiadores, aquella gente que ha parecido olvidar su encarnizada pelea por destruirlo y que ahora pretenden descubrirnos al gran estadista tirando de anecdotario personal como si hubieran sido íntimos.

En definitiva, Suárez no llegó a estar tanto tiempo como para descubrirle escándalos o vincularle a puntos negros como a los demás, y por tanto es natural que anhelásemos más adolfos para redescubrir la democracia, para regenerar la democracia que nos debemos a nosotros mismos y que yo creo nos merecemos.

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7 comentarios:

  1. Hay que tener cuidado en no juzgar sus actos de hace 25 años, con la vara de medir de ahora. Pero también hay que recordar, que muchos de aquellos que poco menos pedían su cabeza, hoy fingen llorarle y dicen de él grandes cosas.

    En todo caso una cosa parece unánime, Adolfo Suárez deja en pésimo lugar a la actual clase política. Que aprendan y tomen nota aquellos políticos que hoy dicen que le lloran.

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  2. gracias a este ENORME señor hoy podemos decir q españa es una democracia,

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    1. Bueno, gracias a este señor, y a todos aquellos que lucharon contra la dictadura, todo en su sitio.

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  3. Es un peón más de la falsa transición española. No es que fuera buena es que lo que tenemos ahora es nefasto.

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    1. Se te ve mucho el plumero, de falsa nada de nada, eso no paro de oírlo a los más radicales de la extrema izquierda, que lo que les gustaría es tener un régimen comunista. Pero te digo que no fue buena, fue y es un EJEMPLO de transición en todo el mundo.

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    2. Todas las instituciones de esa época estan hoy podridas por dentro: partidos políticos, sindicatos mayoritarios, monarquía, justicia...

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    3. ¿Con que me puedes demostrar que es un ejemplo?

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