miércoles, 11 de diciembre de 2013

TRÁFICO EXCESIVO (Página nº 2261)

Me decía hoy un taxista madrileño que el coche es casi irrenunciable para la gente, a pesar de funcionar muy bien el transporte público allí, y que si algo se podía sacar medianamente salvable de la crisis es que, pese a lo irrenunciable del uso de ese vehículo, él percibía que las segundas quincenas de cada mes notaba claramente que bajaba el tráfico privado en Madrid porque los bolsillos se resistían a pagar todo el combustible que sus coches les exigían. lo que para el profesional del volante suponía un poco de alivio para manejarse el una calles atiborradas.  

En realidad es que hemos hecho del coche una suerte de extensión de nosotros mismos y no queremos apearnos de él así como así, hasta extremos en los que mínimos desplazamientos que la lógica indicaría que debiéramos hacer a pie tiramos de las cuatro ruedas aunque terminemos caminando más por la falta de aparcamiento.

Yo cada vez más voy quitándome del coche para mí y lo uso más para acercar a otros. Cada año hago menos kilómetros también con él. En realidad es mejor así, no necesitar tanto del vehículo, no subordinar su uso a lo innecesario, porque a menor escala Daimiel tienen parecidos problemas de inflación de tráfico que la capital y si la densidad aquí es algo menor las distancias en nuestra ciudad son tan pequeñas que no pueden explicar tan creciente circulación, con crisis o sin crisis.



*

No hay comentarios:

Publicar un comentario