domingo, 29 de diciembre de 2013

LOS RODRÍGUEZ (Página nº 2289)

Pues no, no voy a hablar del grupo de Calamaro y Ariel Rot, ni mucho menos de esa estirpe tópica de los "amos de casa" que envían a la familia a la playa para quedarse solos... o acompañados. Voy a hablar de mí y de mis primos, al menos los que provienen de mi lado materno y que tras algunos años sin vernos hemos tenido en este fin de semana la oportunidad de reunirnos y compartir buena parte de nuestro tiempo.

Ya hace mucho tiempo iniciamos esa buena costumbre, como siempre al impulso de unos pocos pero con la buena respuesta de todos. Las vicisitudes de la vida fueron llevando a unos y otros por distintas zonas del país y lo cierto es que pasados los años apenas las bodas o los entierros posibilitaban el vernos juntos. Por eso aquella primera "primada" nos supo a poco y el los dos años sucesivos pudimos repetir el encuentro.

Mi familia, los Rodríguez, esos Rodríguez a secas tan escasos por la tierra daimieleña tan rica en apellidos compuestos, hemos tenido la suerte de, en un principio, tener aquella figura referencial de nuestra abuela Paca y después la fortuna de que sus hijos, nuestros padres, hallan sido capaces de mantener un vínculo imprescindible para que nosotros, aún sin vernos, hayamos ido sabiendo de estos y aquellos, para que, en definitiva, la distancia física apenas haya ido haciendo mella en nuestra relación.

Hacía algunos años que no coincidíamos y sin embargo, como era de esperar, el encuentro ha sido muy cálido, familiar, cercano, como si estuviéramos en un contacto frecuente. No es que sean tu familia, que no deja de ser una vacuidad si no se fortalecen los lazos, es que los sientes precisamente así, como gente imprescindible en tu vida, personas que te preocupan, a las que quieres, por las que profesas ese interés que va mucho más allá del formalismo.

Creo que las nuevas generaciones, y en ellas me incluyo, no sabemos transmitir tanto estos valores en nuestros descendientes. No es por desinterés, la verdad, sino porque nuestros mayores siempre han perseguido con más ahínco mantener ese sentido de la familia, arropar ese sentimiento que tira de sangre pero también de sentimentalismo, y por eso creo que lo mejor de este reencuentro de primos se lo debemos a nuestros padres, que ellos son ese cimiento que ahora permite que sintamos esta pertenencia, que nos parezca tan natural pasar estos días juntos y que disfrutemos de estos momentos de un modo especial.

Sí, ahora hablo de los Rodríguez, nosotros, los del abuelo Domingo y la abuela Paca, y no de ningún grupo de rock español. Los que sumamos vivencias, recuerdos, nostalgias, pero también futuros, felices de ser quienes somos y de poder vernos de cuando en cuando. Seguramente como muchos otros "rodríguez" que de vez en vez se juntan con los mismos objetivos, con tan gratos resultados, orgullosos de su familia y satisfechos por dedicarse entre ellos todo ese tiempo.

En el horizonte, la promesa casi firme de nuevas concentraciones y el deseo de que la vida acompañe de fortuna el tiempo entre encuentros. 

¡Hasta pronto, "Rodríguez", los del apellido registrado y los que pasaron a formar parte de él y compartirlo!, ¡¡¡ nos vemos !!!

*

2 comentarios:

  1. Francamente maravilloso.
    Yo quiero a esta familia
    Los rodriguez

    Pilar

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  2. Preciosas palabras para unos momentos preciosos
    Elena

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