martes, 30 de abril de 2013

RECORDANDO A OTROS DAIMIELEÑOS (Página nº 1847)

Decimos con frecuencia, cuando viajamos por ahí, que vayas donde vayas casi siempre te encuentras con alguien del pueblo. Da igual que sea en territorio nacional o en el extranjero, de pronto reconoces una cara familiar que vincula, de inmediato, a Daimiel. Incluso, dado que no  se conoce a todo el mundo, hasta puede que te cruces con algún paisano sin percatarte. Porque yo también he de reconocer que me ha ocurrido numerosas veces cuando he viajado e incluso recuerdo que en Viena, en una cena entre algunas parejas que realizábamos un tour por Centroeuropa, al hilo de la conversación, una de ellas nos revelaba que sus abuelos y su madre eran de Daimiel aunque habían marchado mucho tiempo atrás a Valencia, en aquella diáspora daimieleña que tanto mermó nuestra población hasta los ochenta.

Pienso en esto porque cuando ayer hablaba de la víctima daimieleña en el accidente del metro de Valencia, Ascensión Jiménez, que contaban las crónicas que habitualmente cogía el autobús y aquel día subió por vez primera al metro, me vino a la memoria que también hubo otras víctimas de nuestra ciudad en otros sucesos desgraciados que tuvieron gran impacto en su momento y que forman parte de la historia más negra del país.

Por ejemplo siempre recuerdo aquella tragedia del camping de Los Alfaques, donde murieron más de dos centenares de personas, incluido Valentín Navas Arenas, un daimieleño que pasaba por allí pues, al parecer y según recuerdo, nada tenía que ver con dicho camping y su presencia en la zona era ocasional aquel día de julio de 1978:




O mucho más reciente el atentado del 11-M, donde otro daimieleño, el militar José María López-Menchero Moraga, de 44 años, moría por ese acto infame y despreciable que nadie pudo entender y que se cobró casi doscientas víctimas.

Y los daimieleños, esos que podemos encontrarnos en cualquier lugar también, en ocasiones, están en lugares tan desgraciados, fruto de la casualidad, y marcados ya por una tragedia que nos devuelve sus nombres y la tristeza de su suerte injusta y difícilmente asumible. Y hoy quiero recordarlos desde aquí.

*


No hay comentarios:

Publicar un comentario