He parado un poco en Zuacorta pero la prisa y los perros no me han dejado lugar para poco más que una ojeada. Y, de pronto, me doy cuenta de que hay cuatro flamencos en el afloramiento derecho inspeccionando una zona que hace diez días ni tenía agua:
Mi presencia, a distancia, tampoco es que les haya alterado mínimamente su tarea ni, dada mi elemental cámara compacta, haya podido captar una imagen más precisa de estas aves, pero no deja de ser lo más significativo de mi paso hoy por allí.
Por cierto, he tomado alguna imagen para comparar entre estos tres días y, por una vez, no me ha parecido que se mantenga el mismo ritmo de subida que en las últimas semanas.
Luego me he ido al Carrerón porque allí, me habían avisado, había una colonia importante de flamencos, posiblemente cercano a doscientos ejemplares, de lo que he podido disfrutar con los prismáticos ya que la cámara, de nuevo, se ha demostrado insuficiente para captar esa magnífica estampa con la Motilla del Azuer al fondo. Es una pena que aún no sea visitable porque quienes se hubieran acercado allí en estos días hubiera disfrutado del espectáculo adicional de estas maravillosas aves que ya no se conforman en nuestro término con las aguas de Navaseca:
¡Tengo que comprarme una cámara mejor!
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