miércoles, 20 de marzo de 2013

COSAS QUE NO ENTIENDO (Página nº 1738)



Puedo entender que el estado español esté representado en la entronización del nuevo Papa. De hecho puedo comprender la presencia protocolaria de cualquier país en cualquier tipo de actos que así lo requieran, sean tomas de posesiones, funerales de estado, coronaciones, o cualquier otro evento al que se le otorgue gran valor institucional de carácter internacional.

Puedo entender que en ausencia del Jefe del Estado acuda su sucesor. O que también lo haga el Presidente del Gobierno. Incluso entiendo que allí pueda estar el ministro de Asuntos Exteriores porque, no lo olvidemos, el Papa también tiene jerarquía de Jefe de Estado y allí hay embajada española.

Lo que no puedo entender es qué pintan allí el ministro de Interior o el ministro de Justicia. Si es por representatividad estamos más que representados por los antes citados. Si es por sus convicciones religiosas personales no entiendo que se las sufraguemos los ciudadanos con nuestros impuestos y de querer ir lo justo sería que se lo pagaran de sus propios bolsillos, como un acto privado de devoción, y no subiéndose al carro del avión oficial.

Entiendo que hay muchas personas con profundas convicciones religiosas católicas que quisieran estar allí, que incluso estén por su cuenta, incluso dejando sus trabajos por unos días pidiendo vacaciones o asuntos propios. Y una gran mayoría que, queriendo estar allí se han quedado cumpliendo con sus obligaciones profesionales, que es lo que deben hacer. Que es lo que deberían haber hecho estos ministros de Interior y de Justicia, con tanto corte como tienen y que allí no pintan realmente nada.

Bien que España esté representada en ese acto, que lo esté con sus cargos más relevantes y representativos protocolariamente pero el resto no deberían estar en ese acto porque su presencia es prescindible, innecesaria y sólo carga de gasto dicha representación teniendo en cuenta lo que mueven a su alrededor. Y esto no deja de ser un tipo residual pero molesto de pequeñas corrupciones evitables en estos momentos y circunstancias. Y que conste que esta práctica no es de ahora ni de este gobierno, que se viene produciendo desde siempre, con una interpretación demasiado generosa de los que se suben al carro representativo con todos los gastos pagados cuando, en el fondo, esta ronda, como las otras, las pago yo y como yo todos los ciudadanos que pagamos aquí nuestros impuestos.

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