jueves, 7 de marzo de 2013

AQUELLAS FOTOS, ESTAS HISTORIAS (Página nº 1705)

Cuando estuve en el colegio no se estilaban las orlas. Tampoco recuerdo fotos de grupo en mi promoción ni constan en los archivos del colegio aunque sí de otras. En el instituto tampoco, aunque años antes están recogidas en el propio pasillo de ese centro desde su L Aniversario. Durante mis estudios de Magisterio, nuevamente, no existía costumbre aunque con ocasión de la presentación de un libro allí pude comprobar que existían de todas las épocas excepto de esos años concretos de nuestra promoción.

Me precio de buena memoria y, con ausencias y pequeños olvidos, llevo las orlas de mis distintos compañeros bastante bien fijadas para compensar la ausencia de esos testimonios gráficos que hoy echo en falta. Pero, aún así, creo que soy capaz de, incluso, situar a cada uno de mis compañeros de octavo de E.G.B. en el sitio que ocupaban en la clase durante aquel curso. O en 1º de BUP, o en el mismo aula de Magisterio donde durante tres años mantuvimos la colocación los setenta y tantos alumnos de Ciencias Humanas, con alguna salida y alguna incorporación en ese tiempo. Aunque, bien pensado, en otros cursos no tengo tan claro esa distribución aunque sí sus caras e incluso nombres.

Pero aquellas fotos son sólo fotos, claro, y tras ellas hay numerosas historias, trágicas algunas, desconocidas otras, sorprendentes otras más, sentimentales las menos, porque muchas aquellas personas que convivieron contigo durante esos periodos, que de alguna manera fueron importantes durante ese tiempo, han ido después difuminándose poco a poco, algunas hasta desaparecer y desconocer ahora dónde están, cómo se encuentran y que ha sido de ellos. Y lo único que te queda es aferrarte a su imagen de entonces, a la memoria de las vivencias compartidas, a la complicidad que nos vinculó en ese momento de nuestras vidas.

Hoy también en mi colegio hay una galería de rostros recogidos en orlas, bastante de las cuales ya han sido también alumnos míos. Y los profesores nos paramos con frecuencia a mirarlos, sabiendo de ellos, dando cuenta de sus logros o sus fracasos, intentando comprender sus vicisitudes: Incluso algunos regresan para hacer prácticas, o para matricular a sus hijos, y eso nos devuelve momentaneamente a esos años para refrescar la memoria y recordar detalles, para entender como formaron parte de lo que somos y como, de algún modo, vamos formando parte de lo que son.

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