lunes, 26 de noviembre de 2012

OJOS EMPRENDEDORES (Página nº 1460)

Yo nos lo poseo pero soy capaz de percibir a quienes los tienen y ayer, en un día delicioso, pude comprobarlo cuando un amigo nos enseñaba lo que, con el tiempo, será un espacio de referencia en el turismo de Daimiel, ¡estoy seguro!. Si no sería incomprensible que alguien se atreviera a poner en pie un sueño y que lo hiciera sin una concepción clara de lo que pretende crear, y ahí asoman los ojos emprendedores, pues donde los demás vemos espacios diáfanos él tiene exactamente definido el aspecto final de su proyecto y en su cabeza ya hace tiempo que tomó rotundidad la idea última, el detalle, la puesta a punto antes del inaugural momento.

Me asombra, sinceramente, porque carezco de ello, el arrojo, la osadía, para lanzarse a perseguir ese sueño que se sustenta en el criterio más que la ilusión, o que la acota para que ésta no sucumba a las circunstancias y avance, pese a las dificultades, con la firmeza de llegar a culminarlo. Y valoro ese punto grandioso de quien no se apoca, de quien fía a un medio o largo plazo la envergadura de su proyecto con la constancia de tener claro su norte.

No sabemos que hay detrás del éxito pero supongo que algunos de los componentes son el sentido común, el entusiasmo y el saber hacer, y no son tantos los que cada día trabajan por un sueño, que se antoja escurridizo, con las armas necesarias para llegar a puerto. Pero hay ojos que nos sugieren que quieren ir en pos de ese sueño y tienen todas las papeletas para conseguirlo, y entonces sólo cabe desearles éxito y alegrarnos en el alma si finalmente lo consiguen.

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