miércoles, 21 de noviembre de 2012

DAIMIEL OTRO (Página nº 1445)

Participo en un grupo de Facebook llamado "Me encanta Daimiel" aunque, debo reconocerlo, sólo a través de algún comentario y, sobre todo, viendo las aportaciones mucho más activas de sus, hasta el momento, 890 miembros. Y entre todas tengo especial predilección por las fotos más antiguas, aquellas que retratan el Daimiel que yo conocí o incluso las que ofrecen imágenes de un tiempo anterior que descubren a mis ojos esas pequeñas joyas ya perdidas y que, como la hemeroteca o el testimonio de nuestros mayores, nos ayuda   a entender mejor lo que fuimos y tuvimos.

Una de las últimas es esta foto de la fachada de la casa ubicada en la esquina de la calle Estación con calle Victoria, que debí conocer pero que soy incapaz de recordar ahora, arrasada la memoria por la vulgaridad arquitectónica que proliferó en Daimiel y que se cobró víctimas como esta y otras muchas viviendas de porte elegante levantadas al amparo de sus adinerados dueños:


Pero es que en el propio grupo, para ahondar en esa sensación de pérdida patrimonial, uno de los participantes cuelga una comparativa del edificio ya perdido y el bloque de pisos erigido en su lugar y entonces el alma cae a los pies y uno tiene más conciencia del daño que hicieron los "planes urbanísticos" que de los sesenta en adelante fueron cambiando el aspecto de Daimiel y que con leves excepciones derivaron en ese aspecto impersonal en el que el ladrillo visto, el granulite y el hierro fueron apoderándose de la ciudad con ínfulas demudada en pastiche urbanístico. Y el pueblón blanco, con el tachonado de esas pocas altivas construcciones, desapareció liquidando homogeneidad y criterio.

He aquí la imagen comparada:


(Pinchar imagen para ver a mayor tamaño)

Hoy día podría decirse que sólo la calle Ruiz de la Hermosa (Amargura) hasta su esquina con calle Progreso (¡qué curioso!) logra recordarnos lejanamente lo que fue ese Daimiel de entonces porque, a pesar de todo, es casi el único tramo que no ha sucumbido en su aspecto a la especulación y el mal gusto e incluso la nueva construcción ha logrado casi integrarse sin romper del todo esa cierta armonía que puede darnos pistas del cierto esplendor de aquel Daimiel otro que nos hace recordarlo con cariño.



10 comentarios:

  1. Da pena ver esas casas antiguas tan estupendas que por circunstancias de la vida se pierden :(

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  2. nos empeñamos en creer que lo anterior al siglo XIX es lo bueno,yo tengo esa fotografia y otras de las casas del Daimiel moderno de finales del XIX y principios de XX,como la de la esquina de Monescillo con Alfonso XII,qué distinto del paseo de la estación o de la call 6 de junio de valdepeñas,no tenemos arreglo.

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  3. Aprovecho para plasmar un extracto del capítulo 1 de mi novela en ciernes. Espero que os resuelvan las dudas sobre la casa:

    "Manolita García Pardo y Pozuelo por parte de madre era de las alumnas mayores. Una moza de doce años que vivía a un centenar de pasos del colegio en un deslumbrante edificio de dos plantas más bodega-sótano cuya fachada en chaflán sólo admitía comparación en belleza con la Casa de Coca. Se levantaba suntuosa – la conocían como ‘Casa de la Valla’- en el esquinazo de Estación con Victoria y decía mucho de la burguesía local a los visitantes que llegaban desde el camino de Valdepeñas. La joven había heredado la casa unos meses antes de su tía abuela María Vicenta. De cómo esta señora soltera se hizo con tamaña propiedad no hablaremos, son cosas de los pueblos. Lo que importa es que el legado comprendía varias decenas de fanegas de tierra, principalmente viñas, en parajes como Griñón o La Rabera.
    Ahora todos esos bienes eran administrados por Gabriel García-Pardo 'Alito', a quien no le agradaba el apodo de ‘Camisón’. El padre de Manolita había enderezado su vida tras una desdichada infancia que primero le quitó al padre, después le maltrató con un padrastro de mano larga y para colmo vio alejarse a su madre que, sumisa esposa, hubo de ceder a su hermana la educación del pequeño Gabriel. Al pegar el estirón se echó al campo; aprendió cada una de las tareas de temporada. Podaba, araba, segaba, trillaba, etc. Por supuesto vendimiaba, se deslomaba con las patatas y rascaba sabañones vareando olivos hasta que tocó techo de gañán. Todo cambió cuando contrajo matrimonio en 1910 con Felisa Pozuelo cuya tía soltera iba a ser su salvoconducto a una vida sin miserias. Empezó a ir al casino y aunque aseguraba que se hizo socio sabiendo leer, un día le pillaron con el periódico del revés.
    Manolita ya está a una zancada de su casa, viene corriendo. Cobijada bajo el dintel, cuando rebasa el tranco de la puerta principal, extrañada por el jolgorio deshace el camino un par de pasos y gira la cabeza hacia su derecha. Allí, zapateando la acera de la calle de la Victoria, treinta metros más adelante, un nutrido grupo de personas tocan animosamente las palmas y agitan banderolas con la hoz y el martillo. Manolita regresa presurosa a Las Pastoras con los cubiertos envueltos en un trapo de cocina. Irrumpe en el comedor, solta las alpacas y, con la preocupación que ella entiende debe mostrar, exclama:
    - ¡Ay madre, qué lío hay, que ha venido la república!”.

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    1. Gracias, Ismael. ¡La casa de la Valla! Yo sé que la conocí pero no recordaba su estampa, su porte. Hoy hablaba con una compañera que recordaba muy bien la casa y que estuvo en varias ocasiones en ella y conocía su interior y me hablaba maravillas.

      Por cierto, cuenta con un lector cuando publiques tu novela, has conseguido crearme una expectación sobre su contenido y narración.

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    2. En mi 1907, mi bisabuelo que entonces tenía 40 años, vivió en la calle Victoria, no sé si es casualidad u origen común.

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  4. Gracias por darme a conocer esa estupenda página de facebook, muy interesante, me intentaré unir!

    Un saludo

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  5. Lo que se ve por fuera no es nada comparado a lo que habia por dentreo, yo naci en esa calle y tambien tuve la suerte de conocer esa casa por dentro.Una joya no mucho más ya el escalón de la puerta indicaba el señoria amplio ,alto y en redondo ,la entrada una maravilla y las galerias acristalada interiore una preciosidad,cuando empezó el evento en facebook canse lo suficiente para que revolviesen y encontrasen fotos de esa casa ,Veronica la encontro y removio en mi un montón de recuerdos de mi niñez,reconozco que mi cabezoneria a surtido efecto.ES UNA MARAVILLA HABIA QUE ENSEÑARLA

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  6. El organizador del evento es un Daimieleño afincado en Castellón (creó) Javier Garcia Carpintero,pues tiene mérito, ha hecho que se revuelva el grupo y se estan subiendo unas fotos preciosas de Daimiel.Pues un hurra por gente asi.

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  7. un texto de miguel fisac de los años 80 que es más valido ahora que incluso cuando se escribió.

    http://arquitecturapopularmanchega.blogspot.com.es/2013/03/cap10-arquitectura-popular-urbana-i.html

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  8. como participante de aquel grupo ,se lio una muy buena con esta casa,y muchos mas casos que removimos

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