jueves, 30 de agosto de 2012

ESQUELAS (Página nº 1251)

Siempre me viene a la cabeza el chiste que, cuando sale el tema, me cuenta un familiar. La del hombre que acudía diariamente al Casino a mirar las esquelas del periódico mientras, a cada lectura, iba diciendo "No estoy...no estoy...no estoy". Un día, mientras se entretenía el camarero repasando las esquelas del diario exclama: ¡Coño, que mala suerte, hoy que está... no viene!.

Y es que las esquelas, con seguridad, coparían el ranking de lo más leído en muchas de las localidades, si como lectura se cuantificase, y en Daimiel, por supuesto, también, pues es raro no encontrarse gente acercándose a leerlas, en cualquier momento y en los lugares habituales donde se muestran. Y eso que hay una banda amplia de edad que ni las mira, salvo casos excepcionales, porque seguramente son demasiado jóvenes para preocuparse de ello y todavía menos para conocer al finado en cuestión. Incluso, he de confesarlo, empecé a sentirme mayor cuando paraba también yo a leerlas y comprobaba que no me era difícil reconocer a muchos de esos difuntos.

Pero lo curioso es que, en los últimos años, observo que con esa costumbre de insertar una foto del fallecido, que indudablemente ayuda y mucho a identificarlo, se producen algunos hechos llamativos, como hoy mismo, y, aunque por razones obvias no podré la foto, cada vez es más frecuente que las fotos utilizadas sean de tanto tiempo antes que uno piensa más en un error de la propia esquela que lo que ocurre verdaderamente y es que, bien por la búsqueda de una foto donde aparezca bien la persona fallecida, por no tener otra a mano o por cualquier otro motivo, la imagen y la edad no parecen casar y así, personas con ochenta o más años, lucen en la foto como cincuentones o sesentones aún cargados de la vitalidad que fueron perdiendo el las décadas posteriores.

Por cierto, buscando una imagen curiosa sobre esquelas para ilustrar la entrada he encontrado esta en el blog de Javier Coria, publicada en la revista Triunfo en 1974:


Y es que las esquelas siempre han dado mucho juego.

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