viernes, 29 de junio de 2012

LOS MÚLTIPLES ADIOSES (Página nº 1127)

Hoy, como tantos años, hemos despedido a compañeros de trabajo con la certeza de que ya no volverán, a menos a corto plazo, a laborar con nosotros. Marcharán a otros destinos, o no, vista la incertidumbre a la que les está sometiendo cada decisión política de recorte educativo y su condición interina, y uno se despide de ellos deseándoles ventura y repartiendo ánimos con que sobrellevarla.


Todos ya irán formando parte de la memoria colectiva de los que quedamos aquí, permanecerán fijados en cada uno de nosotros por sus gestos, sus anécdotas, su labor profesional y por las vivencias que pudimos compartir, en mayor o menor medida, en este tiempo en el que nos conocimos. Y los rememoraremos, claro, lo hacemos siempre en algún momento para recuperar sus rostros, sus costumbres, sus palabras, descubriendo seguramente matices nuevos porque la memoria colectiva recupera o descubre lo que habíamos olvidado o quizá no llegamos a saber en su momento.


Tras tantos años, y son muchos ya en los que no soy yo el que se marcha, he conocido a más de un centenar de compañeros que trabajaron conmigo, algunos de manera tan fugaz que apenas son un nombre o un rostro, pero de la gran mayoría atesoro bastante más y están ligados a recuerdos y momentos que fortalecen esa vinculación afectiva que les hace tener relevancia en mi memoria hasta el punto de recuperarlos con facilidad.


Por eso el último día del curso nos queda esa tristeza latente al verlos marchar, porque tal vez ya no volvamos nunca más a verlos y tendremos que conformarnos con recordarlos, y eso es duro cuando has congeniado especialmente con alguno de ellos, has empatizado de tal manera que sabes que aquí, entre nosotros, todos estaríamos mejor.


A cambio, claro, vendrán otros, y lo harán recibidos con el mismo deseo de que se sientan acogidos y esperando que también dejen su impronta en nuestra memoria si tienen alguna vez que marcharse. El devenir nos regala estas vivencias y recordarlos es sólo la gratitud expresada por paso leve o profundo, fugaz o prolongado, por nuestras vidas.


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