jueves, 28 de junio de 2012

CARTA DE UNA MÉDICO (Página nº 1125)


La escritora Lucia Etxebarría escribió una columna de opinión en La Vanguardia titulado "No nos engañemos":
Una médico de familia, Nani Val-llosera, escribía esta carta abierta, en respuesta y por extensión, que reproduzco a continuación:

Nani Vall-llossera.
Querida Lucía,
Soy médico de familia en un Centro de Atención Primaria perteneciente a la red pública del Institut Català de la Salut en Barcelona.
Vaya por delante mi agradecimiento por tu implicación en la denuncia de los recortes sanitarios y sus consecuencias sobre los ciudadanos. Creo que es fundamental que los referentes intelectuales y culturales ayudéis a despertar y proteger a una ciudadanía atenazada por la resignación y por el miedo provocados por el discurso de la inevitabilidad y la “doctrina del shock”.
Dicho esto quería explicarte que aunque siento que tú y la chica de la otitis de la que hablabas en tu artículo tuvierais que esperar dos horas para ser atendidas en el Hospital de Sant Pau, me preocupa relativamente porque ese problema es más de información y de educación en salud que del sistemaen sí. El Hospital de Sant Pau es un hospital de tercer nivel (el de mayor tecnificación y complejidad) y, puesto que los médicos que atienden otitis o manos pilladas, atienden también infartos o accidentados politraumáticos, se comprende que os hicieran esperar. Esto también habría sucedido antes de los recortes.
- Me preocupa que el 1 de septiembre entre en vigor un Real Decreto Ley que supone un retroceso de 50 años de derechos conquistados por las generaciones que nos precedieron y pone fin a la universalidad de la asistencia sin ningún debate social ni justificación económica real, dejando fuera del sistema a colectivos vulnerables de la sociedad.
- Me preocupa lo que está ocurriendo en la sanidad pública catalana con la complicidad del silencio informativo y la impunidad judicial y social.
- Me preocupa que si remito un paciente grave al neumólogo porque requiere unos recursos de complejidad mayor que los que se le pueden ofrecer en la atención primaria, éste no pueda visitarlo hasta dentro de más de dos meses. La única alternativa que me ofrece el sistema es derivarlo a urgencias del hospital donde con toda probabilidad no lo verá un neumólogo porque efectivamente no tiene ningún criterio de hospitalización.
- Me preocupa que cuando solicito una colonoscopia urgente porque tengo sospecha de un cáncer de colon, haya una demora de 4 meses. Y que a la vez se haga divulgación de lo importante que es el cribado de la población sana, sin informar debidamente de los riesgos del cribado (falsos positivos, falsos negativos, riesgo de perforación con la colonoscopia). Si la pido de forma ordinaria, la lista de espera supera el año.
- Me preocupa que haya dos puertas de entrada en los hospitales públicos, de manera que quien tiene dinero se salta todas las listas de espera para terminar utilizando recursos que son de todos, también de los que están esperando.
- Me preocupa que haya compañeros míos que utilizan los recursos públicos para su actividad privada y que nutren sus consultas de pacientes recavados en la pública gracias al efectivo chantaje de la celeridad en la atención. Confío eso sí en que no haya además promesas de mejor atención.
- Me preocupa que en los medios de comunicación convencionales cada vez haya más noticias médicas con gran carga publicitaria e ideologizante y con frecuencia de interés marginal para la mayoría de la población (no para los casos particulares, evidentemente). En un ejercicio de malabarismo cínico y vergonzante pretenden hacer creer a la vez, en connivencia con los responsables políticos, que la calidad de la sanidad pública no se está deteriorando a marchas forzadas.
- Me preocupa que se siga fomentando un modelo sanitario centrado en los hospitales cuando estásobradamente demostrado que los modelos centrados en al atención primaria obtienen mejores resultados en salud y son más sostenibles.
- Me preocupa que algunos profesionales antepongan sus intereses personales al beneficio del paciente, aun contraviniendo sólidas evidencias de la literatura científica.
- Me preocupa lo que parece que viene pasando desde hace tiempo en algunos colegios profesionales.
Pero también me preocupan otras cosas:
- Me preocupa que la chica de la otitis no se tomara un antiinflamatorio por iniciativa propia.
- Me preocupa que las personas acudan al médico ante una ruptura sentimental.
- Me preocupa que un chico joven exija ser visitado en su domicilio, con el consumo de recursos que eso supone, sin que haya criterio médico para ello. Entiendo que los mensajes de los políticos no ayudan.
- Me preocupa que seamos el segundo país del mundo en consumo de fármacos por habitante, solamente por detrás de Estados Unidos.
- Me preocupa que estemos deslumbrados por la tecnología y no sepamos aplicar a cada caso la complejidad de medios que necesita. Esto se refiere a profesionales que no ejercen la ética de la negativa (compromiso de respuesta sensata y firme a las expectativas excesivas; renuncia a la promoción del consumismo sanitario) y a pacientes que exigen el “todo, aquí y ahora” desconocedores de que eso pone su salud en un grave peligro.
- Me preocupa que ni médicos ni pacientes aceptemos los límites de la medicina.
- Me preocupa que pretendamos borrar la muerte del horizonte de todos y cada uno de nosotros.
- Me preocupa …
Lucía, estoy muy preocupada. Esto no lo arreglamos sin la implicación de todos, sin conocer, denunciar y sancionar irregularidades y malas prácticas, sin aceptar que la solución pasa también por un compromiso personal con el bien común y con lo público, sin aceptar la fragilidad de nuestra vida y la imposibilidad de evitar que a ella lleguen en algún momento el dolor, la enfermedad y la muerte.
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Creo que ambos textos son bastante interesantes respecto al tema de lo que supone la sanidad y el daño que se le está inflingiendo con ciertos recortes.
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