jueves, 12 de abril de 2012

CALLEJERO DAIMIELEÑO (Página nº 917)


Mira si habrá motivos locales, curiosos o significados para poner nombre a las calles y sin embargo, recurrentemente, se tira de la impersonalización más absoluta, de modo que la mayoría de las ciudades y pueblos de la zona optan por los mismos motivos que lo único que consiguen es estandarizar los callejeros.

Daimiel también ha caído de lleno en esta práctica y se ha dedicado a poner nombres de países, provincias (que ya llegarán las comunidades autónomas) y pueblos no colindantes, el summum de la falta de originalidad y la falta de talento.

Son muchas las veces que he hablado de esto, tanto en el Diario Improbable como en este blog, incluso haciendo propuestas variadas que iban en la dirección de dar una personalidad a nuestra localidad, una identificación particular donde la originalidad, la belleza y la vinculación con lo nuestro tuviera reflejo en el callejero pero no me cabe duda de que la tarea de nombrar las nuevas vías parecen habérsela atribuido al grupo consagrado de aburridos incapaces de gastar más de una neurona en buscar alicientes que les motiven en una búsqueda de esos nombres menos estandarizados.

Y no es que esté yo por la labor de la extravagancia, como ese alcalde de Mombeltrán, en Ávila, que ha parido la estupidez de dedicarle la calle a Intereconomia, a pesar de que les pueda generar ser centro de atención informativa, porque los nombres que yo proponía estaban condicionados siempre a que no tuvieran un sesgo marcadamente ideológico y desde luego a que carecieran de un cierto mérito, cosa que dudo en el caso de este ayuntamiento citado. Pero en el ámbito local prefiero mil veces una calle dedicada a un libro, un cuadro, un personaje local o una costumbre local antes que darle ese espacio a Alemania o Grecia, Lugo o Murcia, Socuellamos o Villamanrique, por citar ejemplos, y que llenan los callejeros de multitud de pueblos y ciudades.

Hay muchas cosas que ayudan a personalizar y mejorar la imagen de los pueblos, cosas menudas, sencillas, que además muestran la generosidad de los pueblos con sus gentes y costumbres. Como el nombre de las calles no hace mucho propuse poner en las columnas de la Plaza de España unas placas que recordaran a daimieleños o personas ilustres vinculadas a nuestra ciudad y que nos hicieran pensar en ellas, recordarlas, valorar sus trayectorias. Era sólo un ejemplo, pero está claro que nos asola el impersonalismo, la copía, el hastío profundo, la apatía por mejorar la imagen urbana y crear alicientes estéticos y emocionales en nuestras calles y espacios. Una pena. Vayan pasando las calles Eslovenia, República Checa, Huesca, Girona o sepa dios qué, que les queda corte.

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2 comentarios:

  1. A mí me gustaría vivir en la Calle Roscautrera, la verdad.

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  2. Izquierda Unida, agencia de colocación. Vídeo sin desperdicio que TODO el mundo debería ver. VERGONZOSO LO DE IZQUIERDA UNIDA https://mail.google.com/mail/u/0/?shva=1#inbox/136a64a4c9ddfb5e

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