miércoles, 18 de enero de 2012

UNA CIUDAD ANODINA (Página nº 658)



Espero que no me lo tomen a mal, incluso que esperen a leer todo para juzgar mis argumentos. Yo estoy muy feliz de vivir en Daimiel y llamarla ciudad anodina no es una cuestión de querer menospreciarla ni buscar polémica. Lo que ocurre es que creo que cuando la gente se acerca a Daimiel, casi siempre con el reclamo de Las Tablas para elegirnos como destino, creo que lo que encuentran no es especialmente atractivo porque nuestra ciudad apenas ofrece nada diferente, autóctono, peculiar, reseñable, y ese patrimonio del que se habla queda a veces oculto o fuera de circuito.

Nos guste o no Daimiel es un lugar bastante despersonalizado, que ha perdido muchos de sus rasgos distintivos y de elementos que buscan los ojos visitantes. Y otros son parcial o totalmente vetados a quienes nos visitan por diversas causas.

Para gente como yo, acostumbrado a viajar mucho por el interior de nuestro país, lo que llama la atención sobre todo es el rasgo diferenciador, lo distinto, lo peculiar, en lo arquitectónico, en lo natural, en lo urbanístico, en lo gastronómico. Nuestro patrimonio es el que es pero quitando el impactante humedal de Las Tablas de Daimiel, que merece cualquier visita y no deja indiferente a quienes saben ver, el resto de lo más accesible tampoco tiene un realce. Las iglesias sí, aunque no sean de una particular excepcionalidad, pero suelen encontrarse cerradas en buena parte del día. La Motilla del Azuer también es de una excepcionalidad impagable, una maravilla espectacular, pero aún esperamos la oportunidad de un Centro de Interpretación y de que sea visitable, y todavía parece algo lejano en el tiempo. Las obras de Miguel Fisac, transformadas ellas, todavía no gozan de la necesaria perspectiva para que se les otorgue la importancia que verdaderamente tienen. El Olivo y el Parterre cumplen pero apenas requiere de tiempo de contemplación y el Museo es un buen intento pero que aún busca definición.

Daimiel es una buena ciudad para vivir, tiene bastantes servicios aunque disminuya la oferta de ocio, pero ha vivido décadas donde se ha borrado todo rastro del pueblo uniforme, vistoso, que fue, apostando por un concepto de ciudad sin demasiada personalidad, anodina para el visitante, y sin que a mi entender se haya conseguido dotarla de mayor atractivo para que muchos visitantes del Parque Nacional no se salten Daimiel como visita necesaria y complementaria, perdiendo así un buen caudal de beneficios tras el tirón maravilloso de la visita a Las Tablas.

No sé si se estará de acuerdo conmigo pero es mi impresión personal, en parte testada en conversaciones con compañeros, familiares o amigos que, en general, la comparten parcial o totalmente. E insisto, no se lo tomen a mal, tampoco es mía la culpa de contemplar así Daimiel desde el punto de vista turístico.

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5 comentarios:

  1. Todos los alcaldes han dicho lo mismo que Leo, que hay que aprovechar el tirón de Las Tablas pero que debe ir mas allá del Parque Nacional.
    De acuerdo, palbras muy ciertas, pero ninguno ha hecho mucho más que decir esas frases y a mi tambien me parece que se están perdiendo oportunidades y que Daimiel es anodino y poco atractivo para el turismo mas alla de la visita a Las Tablas.

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  2. Daimiel no es Almagro. Daimiel tiene Las Tablas y la Motilla del Azuer, algo que nadie en el mundo tiene. Daimiel debe pivotar entre estos dos ejes y perseguir la satisfacción de las necesidades básicas que se buscan en una "ciudad anodina": buena información, ágil transporte (público y privado), buena comida y descanso. Daimiel el sábado y Almagro el Domingo podrían ser un destino de fin de semana puntero en España. Pero que nos quede claro que si vienen es a las Tablas y está por ver el potencial de la Motilla.

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  3. Estoy de acuerdo con este último comentario salvo que creo en el eneorme potencial de la Motilla del Azuer como reclamo turístico de primer orden con un buen servicio guiado y un Centro de Interpretación que pueda servir para entender mejor su excepcionalidad y valor.

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  4. No hay un duro para nueva obra.

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  5. Eso ya lo sabemos y ni depende del Ayuntamiento el tema de la Motilla. Pero a lo mejor pudiera haber, a falta de dinero, ingenio e iniciativa para no dejarse ir. Y cuando hubo dinero, igual de puto, tampoco se dedicó mucho a este asunto.

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