miércoles, 4 de enero de 2012

COMENTARIO RECURRENTE (Página nº 607)

En la entrada sobre los posibles cambios en la cabalgata aparecía un comentario recurrente. Sí, lo es porque en el tono y fondo ya se ha planteado varias veces, dando por hecho algo que yo no he dicho y dejando una pregunta en el aire que no me importa contestar hasta el punto en que lo haré.

El comentario recurrente, que no sé si corresponde a la misma persona o varias, pero tampoco es importante, dice lo siguiente:

"Totem, si se cambia porque se cambia. Si se sigue igual, porque se sigue igual, ¿en que quedamos?"

En el texto yo no planteaba que fuera bueno o malo cambiar, sólo expresaba curiosidad porque, hasta ahora, el nuevo equipo de gobierno se venía caracterizando por plantear a su manera actividades de los festejos introduciendo cambios significativos y en esa línea me adelantaba a expresar dicha curiosidad por los que se pudieran producir con la Cabalgata de Reyes, si es que al final ocurría. Nada más. Y escribía precisamente esto:

"estoy casi convencido de que no dejaran pasar esta nueva oportunidad de poner su sello, lo cual ni es bueno ni malo sino todo lo contrario, y sólo se podrá juzgar una vez que ocurra."

Pero eso me lleva a recordar mi postura en los cambios anteriores:

En el desfile de Feria me alegré, sobremanera, de que el alcohol dejara de ser el centro del desfile, y eso ya era un acierto y una evidente mejora, aunque precisé que al final se marginó a las peñas cuando podía haberlas integrado con un poquito de voluntad por las partes.

De la oficialización del acto de proclamación de reinas y damas ya escribí bastante y desde luego me pareció un error monumental, una persistencia en mantener roles desfasados y un regreso cateto a lo ya superado.

En cuanto a la elección de pregonero y su coincidencia con la persona a la que se le concede la Medalla de Oro de Daimiel no me parece mal aunque le veo problemas operativos. ¿Cuales? Por ejemplo que ya no podrían ser pregoneros los que ya la han recibido pues obligaría a dársela por segunda vez y parece poco razonable. O por ejemplo volver a repetir pregoneros, como ya se ha hecho este año, pues hay personas de mérito que ya pregonaron y que es posible que merezcan la medalla. O personas muy cualificadas para dar un pregón que, a lo peor, nunca contarán en las quinielas para la distinción de la Medalla de Oro de Daimiel. Pero bueno, lo mismo la postura de Leopoldo no es tan rígida como la enunció y solventa estos problemas previos.

Por lo tanto ni estoy contra los cambios ni contra la falta de ellos. Me gustan algunos y me disgustan otros, ¡en eso quedamos!

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