Suele ocurrir que una cosa es predicar y otra muy diferente repartir trigo. El Gobierno de Zapatero hizo bandera, en la actual legislatura, de la eliminación de los anuncios de prostitución en la prensa, aunque con desigual éxito. Los principales periódicos ignoraron la posición oficial porque la cuenta de resultados es la única moral real en la que creen y los ingresos que les producen esas inserciones clasificadas constituyen todo un botín.
Sin embargo, al hilo de aquella polémica protagonizada por los gigantes, quedó solapada la situación de otros periódicos menores. Pero como la diatriba política anda buscando siempre muertos en los armarios ajenos ahora ha resucitado aquí, casi a nuestras puertas, con el Diario Lanza, posiblemente porque siendo un periódico de titularidad pública de un organismo gobernado por miembros del mismo partido que defendían la eliminación de ese tipo de anuncios y por la propia financiación pública del diario provincial colocan en la impostura a la Diputación de Ciudad Real y sus dirigentes.
El dilema moral, como suele ocurrir por estos lares, parece vivir al margen del dilema legal, pues la prostitución parece encontrarse en esa posición de alegalidad que permite cualquier posición y revisita ahora la situación de Lanza. Y sorprende como, según el medío que inserta los anuncios, varía la militancia de quienes se personan pidiendo la supresión, lo que nos hablaría de otros tipos de prostituciones éticas puede que igual o más perversas que orientan su posición atendiendo al interés político particular, pero, claro, tampoco es que ahora eso nos pueda sorprender.
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