domingo, 27 de noviembre de 2011

JAMONES (Página nº 489)



Estoy dándole vueltas a esto de los jamones y me pregunto por la intencionalidad que pudieran tener estos regalos que, según el actual concejal de Hacienda, eran mandados por la gerencia de Emumasa a, entre otros, diversos funcionarios del Ayuntamiento y para Alcaldía. Y mi pensamiento va desde la venialidad a la gravedad sin entender por qué una empresa municipal tiene que regalar nada a nadie cuando su función no es esa ni los obsequiados han hecho más que lo que se supone es su obligación.

En realidad nunca he estado de acuerdo con este tipo de regalos como no lo he estado con esa especie de propinas encubiertas u otras evidentes que salen de las arcas públicas o, lo que es lo mismo, el dinero de todos. Siempre he pensado que si alguien, a nivel privado y pagándolo él, pretende tener un detalle con alguien sin que eso suponga nunca una contraprestación o la intención de que ésta se produzca, es muy libre de hacerlo, pero que el dinero público sólo ha de servir para otro tipo de cosas más eficientes y objetivas y que el cumplimiento de la obligación debe ser remunerado con un sueldo justo y nada más y dejarse de pagos en especies y cosas de ese tipo.

Aparte que esto del jamón, de tanta tradición en otra época, ahora suena hasta demodé, aunque lo que demuestra es hasta qué punto tenemos interiorizados estos mecanismos compensatorios o incetivadores que raramente parecen inocuos e inocentes.

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