sábado, 3 de septiembre de 2011

UNA CURIOSA REPRESENTACIÓN (Página nº 217)

Hoy, también mañana, se celebraba una Jornada de Puertas Abiertas en el Museo Comarcal de Daimiel, excelente oportunidad para visitar de nuevo unas instalaciones que me eran familiares a través de otras visitas personales o con grupo de alumnos. Al acceder al espacio dedicado a Miguel Fisac me ha llamado la atención que las dos maquetas que allí se exhiben, La Pagoda y el Instituto Laboral de Daimiel, sean, curiosamente, dos edificios que representan lo que nunca huiera querido su autor y que, supongo que con profunda amargura, tuvo que vivir directamente: que te destruyan parcial o enteramente un diseño arquitectónico.

El Instituto Laboral de Daimiel, obra muy significada en esa forma de entender la arquitectura ligada al lugar y los materiales propios de la zona, y que el mismo arquitecto contempla como su primera creación genuina, fue amputada a los pocos años de su inauguración, en 1953, para efectuarse una ampliación que ya nada tenía que ver con la idea original, y que mejor que peor conserva ahora el resto cobijando el Centro del Agua tras años de abandono y desidia. Hasta el propio Fisac diría "del Instituto Laboral de Daimiel han dejado un pedazo y mejor que lo hubieran tirado. Yo me equivoqué allí, bueno, me equivoqué porque aquello no les gustó nada, tuve la suerte que durante diez o doce años hubo un director del Instituto que er licenciado en Arte, luego estaba también el tío de Antonio López como profesor de Dibujo: en esos años, el Instituto estuvo muy bien. En el momento en que esos se retiraron ya por viejos, entraron allí una serie de gentes nuevas que lo primero que hicieron fue tirar cosas"



(PINCHAR EN LAS IMÁGENES PARA VER A MAYOR TAMAÑO)



El otro es el conocido como La Pagoda, en realidad la sede de los laboratorios JORBA, edificio emblemático de la arquitectura europea del siglo XX, novedoso no sólo por su estética diferente sino también por las soluciones arquitectónicas que planteaba. Finalizado en 1970 apenas 29 años después era demolido gracias al afán especulativo de los nuevos propietarios arropada por la estupidez de unos gobernantes que, como siempre, carecían de la sensibilidad, la inteligencia y la prudencia necesaria para salvar ese edificio singular y de gran valor, prestando tan mal servicio al patrimonio arquitectónico de nuestro país. A lo más que llegaron, multiplicando el grado de su necedad e infamia, fue ofrecer terrenos para construir una réplica en otro lugar, a lo que Fisac, como no podía ser de otra manera, renunció.



("La Pagoda", iniciada su demolición)



Lo dicho, llamativo que la muestra de las dos maquetas de edificios existentes sean sendas obras mancilladas, cercenadas, desalmadas por decisiones políticas discutibles y equivocadas. Y al menos, en ese mismo lugar, hay una ventana para contemplar el Mercado de Abastos, otra obra de Fisac afectada por transformación pero, al menos, de su propia mano.


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