viernes, 2 de septiembre de 2011

"¡ ALCALDE, TODOS SOMOS CONTINGENTES, PERO TÚ ERES NECESARIO !" (Página nº 212)

Hace un par de días recuperaban en una cadena televisiva dedicada al cine aquella hilarante y disparatada película de Jose Luis Cuerda titulada "Amanece que nos es poco". En un momento del metraje el alcalde llega con la nueva moza mientras es recibido en loor de multitudes por los ciudadanos, entre los que uno, que pide iniciar los gritos de bienvenida, clama: ¡Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario!:



No sé por qué, o tal vez sí, aquella escena me retrotrajo al acto de toma de posesión de la nueva corporación municipal del 11 de junio. El amplio despliegue de asistentes, muchos de ellos entusiasmados con su alcalde, exacerbados por haber logrado por primera vez la alcaldía para el Partido Popular, y que recibieron a Leopoldo con un despliegue de ovaciones.

Viendo la película, esa escena, que luego se repetirá tras las elecciones donde vuelve a ganar el alcalde, ya digo, me acordé de inmediato de aquel momento y hasta creo que no me hubiera extrañado haber oido de alguien aquel grito.

Los alcaldes, en general, en nuestro país, suelen suplantar a los equipos. Les otorgamos demasiada importancia olvidándonos de que hemos elegido a un grupo de personas, diecisiete, para que saquen adelante la gestión de la localidad y por eso se tiende al error de personalizar todo en el primer edil, para lo bueno y lo malo, eclipsando el trabajo del resto, quizá porque mucha gente, en su fuero interno, se sienten contingentes y sólo al alcalde necesario. Un grave error, a mi juicio, porque, en el fondo, todos somos necesarios y el alcalde, si me apuran, sea el que sea, hasta contingente.

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