viernes, 19 de agosto de 2011

O SE PASAN O NO LLEGAN (Página nº 172)



La relación entre la bicicleta y Daimiel alcanzaría categoría de estudio porque, si no, es difícil entender lo que pasa aquí.

Por un lado contamos con una estructura de calles y una organización de tráfico que disuaden, en general, de coger la bicicleta y circular con ella. No ayuda tampoco la actitud de muchos conductores impacientes y poco comprensivos que casi amenazan a los ciclistas hostigándoles con su vehículo a escasísima distancia de la rueda trasera, imbuidos de esa superioridad que parecen sentir por el volumen comparado de sus coches. Claro que también hay ciclistas que tienen escasa idea de como deben circular pero, no nos engañemos, son muchos menos que esos conductores impacientes y engreidos.

Además casi nada en Daimiel está pensado para los ciclistas, ni siquiera espacios destinados a aparcar sus bicicletas en puntos como la Plaza de España, donde antiguamente sí existieron, que son lugares concurridos por ellos cuando se dirigen a realizar gestiones en ayuntamientos, bancos o cajas, por ejemplo. Sí existen en algunas zonas, como en la piscina climatizada, creo, pero, en general, Daimiel es zona casi hostil con los usuarios de estos vehículos sostenibles.

Pero si esa hostilidad se explica con el casi nulo esfuerzo de los gobiernos locales, a lo largo de estas últimas décadas, por dar espacios establecidos a los ciclistas para aparcar y circular, para darle naturaleza de transporte alternativo, para disuadir del uso de automóviles promoviendo y favoreciendo el uso de estos vehículos más ligeros, como se ha ido haciendo en otros muchos lugares, lo llamativo es que, a cambio, se ha permitido a muchos ciclistas campar a sus anchas por direcciones prohibidas, aceras, calles peatonales, con total complacencia y falta de garantías para otros usuarios como los peatones. Y es que o no llegan o se pasan, o no se comprometen a fomentar el uso de la bicicleta favoreciendo la manera en que se pueda desarrollar adecuadamente y regulando espacios adecuados para aparcar, que ya hablar de carril-bici y de bicicletas públicas para alquilar ni hablamos, o consienten que cualquier usuario carente del mínimo sentido del respeto a las normas y a la convivencia, y son bastantes, circulen inadecuadamente poniendo en peligro a los viandantes sin hacer aparentemente nada por limitar estas conductas.

¡Apuesten por las bicis, sí, pero con acciones claras que fomenten su uso y con acciones contundentes que destierren tan malos hábitos como los que existen en este Daimiel todavía hostil con los muchos ciclistas respetuosos y responsables que desean desplazarse así por nuestas calles!


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